El deseo estival que tomó forma de ondina se corrompió y se volvió humano, con virtudes y defectos. El dolor dejará de ser ficticio.
Con tus alas ajadas vendas los ojos del otro, pues nunca deberá saber ni conocer de los mundos de leyenda que visitó su protector.
Desde arriba todo es diferente. La perspectiva de la lejanía te impidió ver las fatales consecuencías del sacrificio que estarías a punto de realizar: una vida por otra para conseguir tu objetivo. La felicidad de la ignorancia y el eterno silencio. La jerarquía del dolor: el suyo infinito y el mío insignificante.
"Tiros de sal en las entrañas para callar al amante"