Guardo bajo la cama el elixir de Isolda.
Guardo entre las sábanas la espada de Romeo,
los símbolos del amor y de la pasión loca,
de la febril lascivia y de su oscuro apogeo.
Y cuando abro la puerta, tu perfume me ciega.
Mi odio te arrancará el sentimiento eterno.
Esta noche para mí, serás Lady Rowena:
tu muerte y mi puñal cumplirán mi deseo.
Si mi alma se abraza a la tuya con fuerza,
si mis manos se posan en tu desnudo cuerpo,
si mis ojos te acarician el final de tus piernas,
no quiero que sonrías, pues merezco el infierno.
En mitad del orgasmo cuando tu cuerpo se arquea
y los gritos callados se transforman en verbo
y las velas se apagan y la violencia se aferra
penetraré con mi daga en el fondo de tu pecho.
Y la risa pálida, y la muerte cerca,
la poción de Isolda y la espada de Romeo
y la herida gotea, y su vida será eterna
de tu tétrico cadaver florecerá un aleteo.
(entre ascuas)