Mañanas con sabor a 'delirium tremens' y cáncer pulmonar.
Noches acompañadas en las que eyaculo arsénico.
Noches empañadas en las que mis lágrimas, plateadas, tienen sabor a mercurio y como éste, corrompen hasta el oro más puro.
Si el agua tuviese sabor a litio, sabría sobrellevar todo esto.