Las viñetas del borde de la cama no importan. Inevitable.
Las letras que salen del hueco violeta, del dolor y de las vísceras pasan desapercibidas.
El pierrot y las puñaladas adornan un fondo blanco. Solitario.
Nadie parece comprender nada.
Misántropos camuflados en un mundo digital.
Medio centenar de imágenes acampan en la casita del bosque y devoran a mordiscos el fruto prohibido.
Ellos agarran, mastican, tragan y digieren pero, si les preguntas, ninguno sabrá decirte del sabor de su veneno, ni de la suavidad de su piel ni de la fragilidad de su interior.
Nadie parece comprender nada.
Misántropos camuflados en un mundo digital.