miércoles, marzo 16

16-03-2011 4:45 A.M

    Entré en mi cuarto, puse algo de música ('there is a light that never goes out' de The Smiths) y me tumbé en la cama. En un par de horas estaría ya en la facultad.
    
    Llovía a cántaros. El cielo estaba gris plomizo. Una sensación de pesadumbre inundaba el ambiente. No era la facultad que yo recordaba. Había más jardines que de costumbre y los pasillos eran de un blanco inmaculado.
    
    Conocí a una chica aquella noche. Estaba sentada en uno de los pasillos que desembocan en las aulas gráficas, mirando como caía el agua por el cristal de la ventana. Era castaña, con el pelo recojido por una gomilla. De altura media. Parecía algo más pequeña que yo. Sé que estuvimos hablando un par de horas, quizás sobre arquitectura, el tiempo o ambas cosas, pero no recuerdo nada de aquella conversación.

    Al salir de la escuela había dejado de llover y ví más árboles que de costumbre. Todo era algo confuso, etéreo, onírico. Salí corriendo de allí cuando una chica me paró en la entrada.

     -Hola soy [...] - No recuerdo su nombre-
     -Hola. Tengo un poco de prisa...
     -Has conocido hoy a una chica, en los pasillos de la facultad. Es amiga mía y...
     -Lo siento, no recuerdo a nadie. -Le interrumpí-
     -Te quería proponer una cena. Ella, tú y yo. Lo hago por ella, ya sabes, quiere conocerte un poco mejor.
     -Acompáñame un rato hacia mi casa y lo hablamos por el camino. -Su insistencia despertó mi interés-

    Durante el camino me fui fijando en ella. Morena, con el pelo suelto a la altura de los hombros, quizás algo más largo. Tenía algunas pecas en la cara y una sonrisa imborrable.Bajamos una escalera de ladrillo, cubiertas de musgo y mojadas por la lluvia. De un salto, me senté en el pasamanos y dije:

     -Creo  que si voy a esa cena no será por tu amiga...

    Sonrió. Captó la indirecta en seguida. Con paso lento me acerqué a ella. Cuando rodeó mi cuello con sus brazos, su jersey negro de cuello alto se levantó descubriendo una cintura que perfectamente podría haber sido tallada por el mejor escultor griego. El resto de su cuerpo lo dejé a merced de mi imaginación. Perfilé con mis dedos su contorno. Volvió a sonreir.

    Lo siguiente que recuerdo fue levantarme sobre las 4:30 de la mañana. El extremo de mi cigarrillo iluminaba una ínfima parte de mi habitación al tiempo que ensombrecía mis entrañas. Seguía la misma canción en el ordenador.

     Take me out tonight [...].
   
Apagué el cigarrillo, cerré los ojos y me dije: 
    
      -Tienes que dormir un poco más.